
La victoria ayer del Atlético de Madrid en la casa de su eterno rival el Real Madrid ha constatado lo que ya era una evidencia desde hace algunos meses, que el club colchonero, el que habíamos llegado a conocer algunos en nuestra infancia junto a nuestros mayores, había vuelto.
Aquel Atleti de garra, espíritu, corazón y fuerza ha regresado, no sabemos por cuanto tiempo, pero ya está aquí de nuevo, para volver a demostrar un juego brillante contra equipos, y una inusitada dureza y coraje en sus enfrentamientos contra el Madrid. A los madridistas ya nos vuelve a estimular el derbi madrileño como una ruleta rusa en la que puede pasar a todo.
Simeone ha conseguido, tras una terapia de grupo a estudiar, que sus jugadores vuelvan a creer en la grandeza de la camiseta que representan, aquella que llevaron los mitos rojiblancos como Aragonés, Ufarte, Garate, Ayala, Panadero Díaz, Leal, Salcedo, Adelardo, Luiz Pereira, Futre, Kiko, Vieri, Pantic, y el propio Diego Pablo. Aquel Atleti de Vicente Calderón vuelve a campar por Madrid.
Pero al entrenador argentino le queda lo más difícil, aunque de momento no toca teniendo en cuenta sus ruedas de prensa –estrategia estudiada para que los jugadores no bajen la guardia-, que es que la propia afición se crea lo que está pasando. Unos días antes del derbi todo atlético con el que hablaba me decía que era imposible ganar al Madrid, que eran dos ligas diferentes, que el arbitro ayudaría a los merengues, etc… volviendo “el pupas” que tanto daño ha hecho a este equipo estos años, porque era el conformismo del perdedor, el Espíritu de la Pesadez que decía Nietzsche, que ha tenido en el dique seco a este equipo, salvo contadas ocasiones en algunas competiciones menores como puede ser la Europa League, un auténtico premio de consolación. La propia afición en ese derrotismo confundió el apoyo al equipo con la exigencia cero, entrando en un pesimismo crónico sin posibilidad de terapia alguna. Estoy convencido que cuando haga falta ese empujón definitivo Cholo sabrá lo que tiene que hacer.
Por mi parte como madridista me alegro mucho, esto no era lo mismo sin el Atleti, y espero que este cambio sirva a la acomodada afición merengue a reflexionar sobre lo que le ocurre a nuestro equipo desde hace muchos años. Quizás sea todo esto bueno, recordemos que dos años después del doblete del Atleti el Madrid ganó la Séptima tras 32 años de sequía en Copa de Europa. Y hay cosas que nos trascienden, porque también es el fútbol español el que debe de cambiar tras casi 3 décadas de Villarato, y en esa misión es muy posible que ahora tengamos un importante aliado en la capital. Aupa Atleti!