Creo que aunque era una noticia ya esperada, o que se empezaba a asumir como posibilidad, nos hemos quedado un poquito en shock los españoles al conocer la abdicación del Rey Don Juan Carlos I. Desde mi punto de vista una jubilación a tiempo siempre pensé que sería bueno para la institución monárquica, y que haría que el «rey padre» pudiera tener un papel de dar serenidad y sensatez a la institución desde el retiro.
El aluvión de opiniones ha sido enorme en las primeras horas de la noticia, y creo que algunos análisis no han sido lo más acertados que pudieran ser. Un gran analista como Arcadi Espada en Onda Cero esta misma mañana decía que era el peor momento para abdicar, sin embargo por el contrario creo que en las actuales circunstancias es el mejor.
El proceso que sigue ahora, con unas Cortes Generales como las actuales, estables, con una amplía mayoría absoluta del PP y una presencia muy importante del PSOE –los dos partidos supervivientes que han gobernado en la Democracia-, garantizan que el proceso de cambio sea tranquilo, algo que para finales de 2015 y principios de 2016 va a ser dudoso, dada la “grecificación” de la política nacional que se ha constatado en las últimas elecciones al Parlamento Europeo. Imaginemos la inestabilidad que se produciría con un cambio así con un gobierno tripartito de vete tu a saber quienes, o un PP en clara minoría. Juan Carlos ha vuelto a acertar con el momento, haciendo un último servicio a la Nación y a la institución que representa. Además, el Rey ya no tiene tiempo para esperar a una coyuntura económica mejor, y demostraría ser egoísta en cierto modo si así lo hiciera.
Hace unos meses comenté aquí que me parecería absurdo no dejar reinar al candidato al trono en el que más hemos invertido los españoles en formación y experiencia. Como dije entonces no soy monárquico, pero defiendo esta institución por ser el depósito de la tradición histórica de nuestra Nación, ahora además mantengo que es la mejor garantía de salvaguarda de la Democracia en este país. No hay que irse muy atrás para ver los dos experimentos fallidos republicanos, y ahora, con populismos bolivarianos en alza, lo único que puede salvaguardar la Democracia es una institución fuerte con tradición histórica, porque si no, cualquier iluminado con labia que se sepa aprovechar de la coyuntura pondrá cada pocos años en tela de juicio el sistema, pudiendo volver a los tiempos en los que se pasaba de una dictadura del proletariado a una militar en un abrir y cerrar de ojos.
Pero seamos prácticos, ¿creen que un Felipe González, José María Aznar, Mariano Rajoy, Zapatero o Pablo Iglesias serían mejores representantes en la Jefatura del Estado que un Felipe de Borbón?
Al menos una década de Felipe VI nos puede venir bien, y cuando pasado ese tiempo, en un momento en el que no votemos con las tripas forzados por las circunstancias, sino con la razón y la lógica decidamos dar el maduro paso de convertirnos en una República lo hagamos, pero que nadie pueda poner en tela de juicio la decisión, que sea nuestra y no forzada por una búsqueda desesperada de una salida a una crisis económica demasiado larga.
No estoy del todo convencida, pero deseo con toda mi alma que hayan acertado con la decisión por el bien de España.
Nos conocemos, soy Maribel, me contó Joaquín que compartíamos afición y ahí te dejo el enlace a mi blog donde está también mi opinión sobre esta y otras cuestiones.
Un cariñoso saludo