
No me da vergüenza reconocer que estoy bastante enganchado a una serie llamada “Yo soy Bea”. Puedo vivir sin ella, eso está claro, pero en igualdad de condiciones suelo poner el canal que la emite para “matar el tiempo” de forma entretenida.
Es curioso que siendo una adaptación española de una telenovela latinoamericana me haya gustado, ya que desde Cristal, allá por el año 1989, ninguna otra había llamado mi atención. Yo al fin y al cabo era un fan de series como Dallas, Falcon Crest o Dinastía, y la comparación en medios, fotografía, exteriores, luminosidad era siempre odiosa con las teleseries de nuestros hermanos hispanoamericanos. Pero aunque “Yo soy Bea” empezó como un remake de una “novela” pronto logró parecerse más a las comedias españolas de toda la vida, con sus momentos de risas y también los de llantos.
Viendo series como ésta te das cuenta del gran elenco de actores y actrices, algunos de ellos muy jóvenes y otros más mayores, que tiene nuestro país. Un total de 460 profesionales de la interpretación pasaron por esta comedia en sus 773 capítulos, que siempre tuvo audiencias millonarias, y me consta que sigue teniendo un gran número de seguidores en su reposición. Sin embargo la cadena decidió de la noche a la mañana suprimir esta serie, de la que ahora sigue sacando partido, sin la posibilidad de hacer un último capítulo digno, donde pudiera haber aparecido muchos más personajes de todas las temporadas, aunque consiguió gracias a la genialidad de guionistas, productores y actores salvar la situación de manera honrosa.
Porque lamentablemente parece que son más rentables los productos televisivos llamados realitys, donde van musculosos y aspirantes a famosas que se dedican a contar sus miserias personales, personas muchas de ellas sin más preparación que conocer las más de moda discotecas de España, que lamentablemente desplazan de la parrilla televisiva a personas que llevan muchos años estudiando y trabajando una carrera que dura toda la vida, como la de actor. Pero esa es la televisión que tenemos en nuestro país y que quizás nos merezcamos.